Resiste un ataque nuclear pero no
puede darse vuelta- pensé, y hasta creo, lo dije en voz alta mientras la
miraba. Son tan arbitrarios los dones para sobrevivir. A mi me toco uno, pero
quizá hay otros menos complicados, tal vez levantarse un lunes de diciembre a
los diecisiete años con la certeza de estudiar para contador o abogada. Ya
está, lo dije. Una pequeña variación, vaya a saber uno de qué cosa, y se es otro. Cuando descifren como revertir una muerte segura, recostadas
sobre sus espaldas, estaremos ante la supremacía de una especie que conquistó
sus miserias antes que nosotros. Eso y resistir un chancletazo.
* Foto Lucía Chain (Flickr Cobrakiller)