viernes, 21 de enero de 2011

La farolera



Arrastro los barcos hacia el mar. 
Los barcos, llenos de hombres muertos de sed. Arrastro los barcos hacia el mar con mi luz de faro solitario. Arrastro las maderas a la profundidad, y a sus hombres. Y las maderas no flotan. Y los hombres no flotan. Los entierro en la profundidad como objetos preciosos, brillantes. Así los recuerdo, todos los cadáveres son míos.