Necesitamos ojos nuevos. Y unas
manos que no quieran agarrarlo todo, porque no es de ellas el mundo, que
acaricien con los gestos más sutiles todo lo que acontece. Que sepan tejer,
abrir la puerta para ir a jugar y decir hola-adiós como sabe un río.
*Foto Lucía Chain (Flickr Cobrakiller)
*Foto Lucía Chain (Flickr Cobrakiller)
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