Debe dormir como duermen las lombrices. Realmente cobijadas porque las paredes de sus casas están pegadas a sus caras. Realmente
seguras porque las sostiene todo lo que las rodea. Envidio esa tranquilidad de
almohada pegada a la piel. Porque el techo se me hace infinito y tengo miedo de
estar en el lado equivocado, que el techo sea este y caerme.
*Foto Lucía Chain (Flickr Cobrakiller)
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