Si nunca hubiéramos sufrido estaríamos vacíos, seríamos estériles, estaríamos hechos de látex. Si sufrimos siempre somos patéticos. A veces nos sorprendemos riendo, aún amando, bailando solos en un acto de amor a nosotros mismos. Estamos salvados porque estamos vivos, porque somos una oportunidad.
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