martes, 23 de agosto de 2011

Bitácora

Una señora come frutillas con crema en el subte. Un señor tiene el cierre bajo en el subte. Participo de una fiesta, que en realidad es un simulacro a las dos de la tarde. Compro medias con caras y me dan una bolsa de oso y una chupaleta de regalo. Experimento felicidad. Corro porque llego tarde. Y después más tranquila camino muy lento, de a ratos bailo. Me duele la espalda y el pecho profundamente, creo que tengo angina de pecho, toso mucho y tomo helado. Me llevo muchas servilletas para el camino y me sueno la nariz. Veo un cabecita negra en un árbol comiendo semillas que mi hermana me había dicho que los cabecita negra comían. Me emociono. Canto un poco en voz alta. Los pájaros se fugan por el cielo entre dos edificios. Veo flores con sol. No llego a la sesión, pero en cambio llego a entibiarme la cara con un poco de sol en la plaza. Escucho ruidos y risas y música. Veo hojas que se recortan en el cielo y el verde y el azul quedan bien uno al lado del otro, por algo este es mi árbol favorito. Se acomodan dos en un banco de plaza de una forma poco cómoda pero muy íntima y sonrío por ellos, ellos seguro sonríen también, aunque no por mi.  Conozco a un perro y le faltan dos dedos de la pata, quiero ayudarlo, pero ahí viene mi colectivo. Pienso en ayudarlo cuando vuelva. Práctico grullas de papel que aprendí a hacer ayer. Arrugo grullas de papel que aprendí a hacer ayer. Recuerdo al perro, y recuerdo a sus dos dedos no estando. Me recuerdo no estando. Me recuerdo en el colectivo no estando. Quiero ayudarlo pero esta allá afuera y la noche esta fría. Todos estamos allá afuera en la noche que está fría. Aunque yo este en mi habitación, envuelta en mi campera blanca, con un té y la estufa al lado.  Estoy allá afuera, en la noche fría, y siento que me faltan dos dedos.




*Foto Missjan (Flickr)

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