viernes, 19 de febrero de 2010

Deseo

Y sin embargo deseo cruzarte. Aunque tus palabras no lleguen hasta mi. Aunque mi paraguas transparente me obligue a mirar el cielo. Porque este asunto vuelve a mi con insistencia: La lluvia, la sonrisa, la promesa. Y deseo cruzarte por la vereda. Y que me veas, y notes en mi lo que viste la primera vez. Cuando viajaba en mi bicicleta, cuando estaba sentada frente al almacén. Y puede suceder que nos tomemos de la mano y volvamos a bailar juntos, entre la vereda y la calle, en un mundo nuestro. O puede suceder que mis oídos queden sordos en el preciso instante en que pronuncies mi verdadero nombre, y yo siga caminando de espalda a tus ojos sonrientes, como si no reconociera tu voz. Entonces el mundo que era nuestro se parte en dos y cada uno es rey de un hemisferio. Pero allí se está solo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero que triste lo que leo nuevamente ofelia querida... al menos a mi asi me parece, triste. adore nuestra charla bajo el pálo borracho quien nos atacaba con flores muertas.

el asistente Barriga dijo...

Me gustan los paraguas transparentes, tengo uno que suelo abrir en casa y me obliga a mirar el techo, y claro, es cuestión de abrirlo y esperar que los accidentes de tráfico no dejen de sucederse, pero no, solamente de vez en cuando hay algunos, y claro, siempre sobreviven las mismas dos personas. Ojalá algún día haya alguna gotera entre las tejas de casa, para que mi paraguas, cumpla lo que todo paraguas doméstico sueña cuando es niño, acariciar una gotita