lunes, 8 de diciembre de 2008

Tu risa

Tu risa se apagó

Se agotó

Se extravió en la lejanía

Se perdió

Y aun puedo oírla

Y me trae una melancolía

llena de fantasmas,

de viento de primavera

que llena y vacía mi corazón.

Pedir que no mueras

puede ser mucho pedir. No te apagues.

A lo lejos veo alejarse nuestras almas, volátiles,

buscando el cielo.

Y somos dos barriletes a la deriva

hechos de un papel muy frágil y de un sueño.

Perdernos, anudados el uno al otro, puede ser

una nueva forma de encontrar aquello que nos llevó a

conocernos. Esa fórmula intrincada de la vida

de unir líneas, de fortalecernos ante el vasto universo.

No quiero perderte (No te apagues) pero no somos eternos

sino simplemente una despedida latente, un perfume que se va.

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