Tu risa se apagó
Se agotó
Se extravió en la lejanía
Se perdió
Y aun puedo oírla
Y me trae una melancolía
llena de fantasmas,
de viento de primavera
que llena y vacía mi corazón.
Pedir que no mueras
puede ser mucho pedir. No te apagues.
A lo lejos veo alejarse nuestras almas, volátiles,
buscando el cielo.
Y somos dos barriletes a la deriva
hechos de un papel muy frágil y de un sueño.
Perdernos, anudados el uno al otro, puede ser
una nueva forma de encontrar aquello que nos llevó a
conocernos. Esa fórmula intrincada de la vida
de unir líneas, de fortalecernos ante el vasto universo.
No quiero perderte (No te apagues) pero no somos eternos
sino simplemente una despedida latente, un perfume que se va.
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