Su sonrisa crea la mía, adivina mi necesidad de risas, quiere diluir mis sombras. Su mano envuelve mi mano en un calor calmo de luz tibia de sol en la cara.
Mi hogar está donde él se encuentre.
II
El fantasma de su cuerpo sobre el mío enfría mi alma, rompe las risas, deja la casa en silencio. Nada ha sido tan difícil como decirle adiós.
III
Ya no puedo permanecer en casa. Decirle adiós es mi exilio.
2 comentarios:
"Decirle adiós es mi exilio."
Esas palabras me erizaron los pelos. Pero será cuestión de buscar nueva casa, chipi.
¡Gracias por tus siempre agradables comentarios!
¡Un beso grande, Noe!
pienso que algo aferra y algo exila. Las cosas pasan al mismo tiempo. Es como alguien que navega solo para siempre. En algun momento damos cuenta de eso.
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